Tengo la suerte de haberme rodeado de mujeres memorables en mi vida, o quizá las busqué yo, pero la primera que viene a mi mente sin pararme a pensar es mi tía RAQUEL GIMENO DEL BUSTO (LA BATU)
Se le podría definir como mujer activista y luchadora incansable de aquellos que más lo necesitaban; Se fue a Bolivia a luchar por los derechos de los más pobres y cuando volvió 30 años después, decepcionada por una política corrupta y unos dirigentes que llegaban al poder y se olvidaban de su lucha anterior, defendió los derechos de los gitanos y fue profesora de adultos donde nadie quería ir. Formó parte activa en los colectivos de la casa de la paz y la solidaridad (https://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza/2017/03/12/el-chale-que-convirtio-casa-paz-1163411-2261126.html, y lo más increíble es que acogía en su casa a todo aquel que lo necesitará sin conocerlo, y asumió el cuidado de su familia (nada menos que 10 hermanos con sus respectivos hijos y parejas) en los momentos que hizo falta.
Sus actividades favoritas era darlo todo por los demás, no le quedaba mucho tiempo para ella, aunque buscaba huecos para leer y formarse.
Tuvo muchas acciones memorables en su vida pero la más memorable fue no dejarse vencer, no desistir y luchar por lo que ella creía. Una acción que me marcó mucho fue saber que siendo monja con 18 años decidió irse a Bolivia a ayudar con unas compañeras, y en el viaje de ida todas decidieron salirse de la orden pero sin dejar de hacer la tarea encomendada, luchar por los más necesitados, y lo hicieron hasta el límite. Se metieron en política para poder cambiar realmente la situación de ese país porque no les quedaban más herramientas de cambio.
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