REFLEXIÓN
Buscando información para
acompañar mi reflexión sobre el uso del
móvil en el aula, encontré una web muy
interesante, xarxatic
, que además de compartir mi reflexión me mostraba algo digno de ver:
Fuente: Josep M. Ganyet
(@ganyet)
Esta foto corresponde a la
firma del decreto que hizo el 27 de Septiembre el Presidente de la Generalitat. Un documento ampliamente difundido por las redes
sociales en cuestión de minutos gracias a los teléfonos móviles de los
asistentes.
Sirva este hecho como idea
de posibles usos educativos de dispositivos móviles (tablets, Smartphone, PDA, Netbooks etc…). Si
en un lugar tan serio y solemne como la firma de un decreto, se está utilizando
un dispositivo móvil para retratar algo que formará parte de la historia, positiva
o negativa de nuestro país, por qué no planteárselo en un centro educativo.
Como dice Jordi Martí: “…Conviene adaptar las aulas. Adaptarlas a lo
que la sociedad es. Usar las herramientas que están siendo usadas
mayoritariamente por el contexto. Educar en su uso. Establecer parámetros para
que sean usadas de forma correcta. Potenciar las posibilidades y minimizar
riesgos. Complicado, complejo e, incluso, en muchas ocasiones generando miedo a
una gran parte de la comunidad educativa”.
Plantearse la elaboración de
un posible decálogo de uso de las RRSS es impensable si la Comunidad Educativa
no rompe de una vez las barreras gruesas que construye para proteger a los
alumnos del exterior, en una era en la que no eres nadie si no vives en “Comunidad”.
Comunidad entendida como una Aldea
Global en la que muchos, que no todos, estamos de alguna forma conectados
con el resto de la sociedad.
Por eso antes que elaborar
un decálogo debemos plantearnos como educadores cuál es nuestra idea de educar
a nuestros alumnos en tiempos de redes, ya que ir a contracorriente en este
caso, es un suicidio colectivo y una irresponsabilidad.
“El teléfono móvil es una herramienta más que,
dentro de sus posibilidades, está la de ser usada en determinadas actividades
educativas (toma de imágenes, vídeos, uso de diferentes aplicaciones, etc.).
¿Debemos prohibir su uso antes que potenciar el buen uso de la herramienta?
¿Debemos ser los ludistas del siglo XXI para impedir que una herramienta de distribución
masiva entre nuestros alumnos se convierta en algo que sólo vean cuando salgan
de las rejas cada vez más altas de los centros educativos? ¿Debemos seguir
optando por métodos prohibicionistas o negacionistas antes que dar solución a
las necesidades de los alumnos y a las estrategias de aprendizaje?”. Jordi
Martí
Mi experiencia personal en
varios centros educativos es la de no saber, por parte de muchos profesores,
como atajar el mal uso de los dispositivos móviles de los alumnos y por eso se prohíbe
sistemáticamente. En vez de aprovechar
un momento educativo perfecto para enseñar, se aplica otra norma más de control.
Normas que para alumnos sin límites claros vienen bien pero que para la gran mayoría
acaban siendo restrictivas sin más.
Lo que me queda claro es que
prohibir nunca ha evitado experiencias y usos ilícitos, e incluso a muchos
alumnos les incita a saltarse esa prohibición. Lo realmente interesante es
enseñarles a usar de una forma correcta una herramienta tan potente como lo fue
el bolígrafo cuando sustituyó a la pluma. Pero para ello somos los adultos, inmigrantes
digitales los que debemos primero aprender a descubrir el potencial de los
dispositivos móviles, para luego enseñarlo a los alumnos y poder crear un
decálogo del buen uso de los mismos.
Pero como todo en educación
debe ser una labor de todos, padres, profesores, centros educativos e
instituciones educativas.
POSIBLE DECÁLOGO DE UN USO
CORRECTO DE LAS RRSS
En la web de Educa con TIC se han publicado varios
artículos respecto al uso de móviles en centros educativos y también propuestas
para incluir normativas no restrictivas a este respecto. Voy a utilizar el
artículo elaborado por María Loureiro por ser tremendamente concreto y
alternativo a este respecto.
Ante la normativa
restrictiva del uso de móviles en el centro educativo, María Loureiro propone
la siguiente alternativa:
1. 1. Inclusión en el
Reglamento de Régimen Interno una redacción clara al respecto de no permitir
acciones que supongan una agresión a los derechos fundamentales de las
personas, como al honor, a la intimidad, a la propia imagen, al secreto de las
comunicaciones y a la protección de datos, estableciendo las sanciones
oportunas, pero evitando la prohibición de los dispositivos electrónicos.
2. 2. Diseñar y poner en
marcha una campaña educativa que promueva el correcto uso de la tecnología
móvil y de Internet, incidiendo especialmente en las cuestiones éticas.
3. 3. Introducir en el
Plan TIC del centro un apartado relativo a la utilización didáctica de los
dispositivos electrónicos móviles, y extender su uso didáctico a través de los
diferentes departamentos interesados, poniendo en valor a potencialidad de
estas herramientas para la realización de múltiples tareas a través de las
aplicaciones instaladas.
Como ella dice no es un problema
tecnológico, es un problema de conducta y nuestra propuesta de decálogo debe ir
enfocado en esta línea.
En otra web, Antonio
Omatos analiza cómo podemos enseñar a los menores a vivir en red en
libertad y responsabilidad:
¿Quién debe hacer este trabajo?
Objetivos
Caminos para conseguirlo
En este post incluyo además más webs altamente interesantes que
hablan a este respecto:
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